¡Volvamos a la Biblia! – Estudio bíblico

En 1 Corintios 1:10, el inspirado apóstol Pablo declara: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya divisiones entre vosotros; sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo juicio.”

A los enemigos de Cristo les encanta ver muchas divisiones entre las personas que dicen seguirlo. Cuando la gente ve tal división, muchos de ellos se confunden y algunos rechazan a Cristo y su propia salvación eterna a causa de ella.

Por eso Jesús oró: “Tampoco oro por estos solos. (los apóstoles), sino también para los que han de creer en mí por la palabra de ellos; para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17:20-21).

Volviendo a la autoridad bíblica

Volvamos a la Biblia como nuestra única autoridad espiritual. Seamos simplemente “cristianos” obedeciendo el mismo evangelio de Cristo que la gente obedecía en el primer siglo. Seamos la iglesia de Cristo en cada ciudad, sin ninguna organización humana que gobierne sobre las iglesias locales.

Honrando a Cristo como cabeza de la iglesia

Que cada iglesia local honre a Cristo como Cabeza sobre toda la iglesia (Efesios 1:20-23) estudiando y obedeciendo Su Nuevo Testamento (2 Timoteo 2:15; Romanos 1:1-5; Romanos 16:25-26) . Contentémonos con tener nuestro “cuartel general” donde está nuestra cabeza – en el cielo mismo, donde Cristo reina a la diestra del trono de Dios (Efesios 1:20-23).

Conclusión

Mandamientos de los hombres son inútiles: “Mas en vano (en vanidad) me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Mateo 15:9). El apóstol Juan nos dio una advertencia y una promesa cuando escribió: “Cualquiera que se extravía y no persevera (no permanece) en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios. El que permanece en la doctrina de Cristo, ése tiene al Padre y al Hijo” (2 Juan 1:9).