Luchas del cristiano – Estudio bíblico
La siguiente es una historia de la naturaleza que demuestra el hecho de que las luchas son una parte necesaria del crecimiento y desarrollo del cristiano en esta vida. Dios pone estas luchas (o pruebas) ante nosotros para prepararnos para ese hogar perfecto en el cielo con Él.
El hombre y el capullo
Un día apareció una pequeña abertura en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa durante varias horas mientras luchaba por forzar su cuerpo a través de ese pequeño agujero. Entonces pareció dejar de hacer cualquier progreso. Parecía como si hubiera llegado tan lejos como podía y no pudiera ir más allá. El hombre decidió ayudar a la mariposa, así que tomó unas tijeras y cortó el resto del capullo. Luego, la mariposa emergió con facilidad, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas y arrugadas. El hombre siguió mirando a la mariposa porque esperaba que, en cualquier momento, las alas se agrandarían y expandirían para poder sostener el cuerpo, que con el tiempo se contraería. ¡Tampoco pasó! De hecho, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con el cuerpo hinchado y las alas arrugadas. Nunca pudo volar.
Lo que el hombre en su bondad y prisa no entendió fue que el capullo restrictivo y la lucha requerida para que la mariposa pasara por la pequeña abertura era el camino de Dios. de forzar el fluido del cuerpo de la mariposa hacia sus alas para que esté lista para volar una vez que se libere del capullo.
Como cristianos, las luchas (o pruebas) son exactamente lo que necesitamos en nuestra vida para crecer y desarrollarse adecuadamente. Si Dios nos permitiera pasar por nuestra vida cristiana sin ningún obstáculo, nos paralizaría espiritualmente. Nosotros, como la mariposa, no seríamos tan fuertes como podríamos haber sido. ¡Nunca podríamos volar!
Conclusión
Hermanos – Demos gracias a Dios por nuestras luchas diarias (pruebas) y mostremos la misma actitud hacia las pruebas que el Apóstol Pablo. El gran Apóstol dijo en 1 Pedro 4:12-13, “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese; sino gozaos en cuanto sois participantes de los sufrimientos de Cristo; para que en la revelación de su gloria os gocéis también con gran alegría.”