La arena en nuestros zapatos – Estudio bíblico

Imagínese los obstáculos que una persona tendría que superar para caminar desde la ciudad de Nueva York hasta San Francisco. A un hombre que una vez logró esta hazaña, se le preguntó cuál era su mayor obstáculo. Dijo que la parte más difícil de su viaje no fue caminar por las montañas o cruzar tramos de desierto calurosos, secos y áridos. “Lo que estuvo más cerca de derrotarme,” admitió, “era la arena en mis zapatos”

Esta historia me recuerda cómo podemos ser derrotados espiritualmente por lo que comienza como un poco irritante. Dejamos que una palabra desagradable, un pequeño contratiempo o un malentendido nos deprima. O permitimos que las personas que nos rodean nos influyan de manera pequeña pero equivocada. En lugar de estar decididos a evitar el mal, ya sea grande o pequeño (Proverbios 4:14-27), nos comprometemos. Nos negamos a acudir al Señor en busca de perdón y ayuda (Salmo 51:1-3; Isaías 55:7; Salmo 46:1).

Sir Francis Drake, el explorador inglés del siglo XVI, estaba cruzando el río Támesis cuando una violenta tormenta amenazó con volcar su barco. Gritó: “¿Me ahogaré en una zanja, que he soportado las tormentas de los océanos?”

Sería prudente hacernos esta pregunta: “¿Deberíamos, que han llegado tan lejos por la fe, ser derrotados por la arena en nuestros zapatos?” Nuestra respuesta debe ser un decidido ¡No! (cf. 2 Timoteo 4:7-8).