Consideremos la hormiga – Estudio bíblico
Se cuenta la historia de un hombre que colocó un trozo de pastel sobre una mesa y puso una hormiga sobre el pastel. Se divirtió viendo cómo la hormiguita salía corriendo del pastel, bajaba al suelo y desaparecía en busca de sus amigos.
Sus amigos no tuvieron dificultad en entender el alegre mensaje, ya que solo fueron unos pocos momentos después que la hormiguita volvió, seguida de todo un ejército de hormigas. El pastel estaba literalmente cubierto de pequeñas hormigas ocupadas y muy felices.
Mientras leía la historia anterior, pensé en el escritor de Proverbios y su referencia a la hormiga:
“¡Ve a la hormiga, perezoso! Considera sus caminos y sé sabio” (Proverbios 6:6).
Puesto que hemos sido recipientes de la abundante gracia de Dios (Efesios 2:8), misericordia (2 Corintios 4:1, y bendiciones (Efesios 1:3), ¿no deberíamos ser como la pequeña hormiga en la historia anterior, contándoles a todos nuestros amigos sobre los ricos beneficios del evangelio?
Como la pequeña hormiga, ¿no tenemos amigos que puedan entender el mensaje alegre del evangelio? (Hechos 10:19-24; cf. Hechos 13:29-32 ; 1 Corintios 2:1-2).
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