Algunos buenos consejos de un enterrador: estudio bíblico

Hay un director de funeraria en un pequeño pueblo de Michigan que ha supervisado unos 5000 entierros durante un período de 25 años. Un reportero local le preguntó cómo su experiencia había moldeado su forma de pensar para resolver conflictos con los demás. Él respondió: “Suele hacer que quiera resolver los conflictos un poco más rápido, porque he visto a personas que se van a trabajar y no regresan a casa.”

Amigos, ese es un buen consejo de un empresario de pompas fúnebres.

¿Cuántas veces salimos de la casa por la mañana o apagamos la luz por la noche con la ira ardiendo en nuestros corazones? Nos decimos a nosotros mismos, “Sí, tengo la intención de resolver el conflicto eventualmente, pero no ahora mismo”. Pensamos “dejar que la otra persona sufra un rato en silencio.” Pero si lidiamos con sobrevivientes desconsolados tan a menudo como el empresario de pompas fúnebres anterior, cambiaría la forma en que pensamos y actuamos hacia los demás.

El inspirado escritor Pablo nos exhorta a: “No dejes que el sol desciendan sobre su ira, ni den lugar al diablo (Efesios 4:26-27). “Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como Dios os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32). El asunto no es lo que otros han hecho con nosotros, sino lo que Cristo ha hecho por nosotros (Juan 15:12-15; Romanos 5:6-10).

No hay mejor momento que el presente para disculparse u ofrecer perdón, y restaurar una relación invaluable. Seamos lentos para la ira y rápidos para el arrepentimiento (Proverbios 16:32; Jonás 3:5; cf. Lucas 11:32).