Devolver sinceramente el amor de Dios – Estudio bíblico

El libro de Malaquías comienza con esta palabra sincera del Señor a sus adoradores desganados: “Los he amado” (Malaquías 1:2). Aunque Israel había sido objeto del amor de Dios durante mucho tiempo, ya no correspondían a Su amor (Malaquías 2:11).

Dios enumeró las formas en que Su pueblo había ofendido Su amor a través de su desobediencia. La respuesta de Israel fue cuestionar a Dios. Cuando Él les imploró, “Volved a Mí, y Yo me volveré a vosotros,” le preguntaron en su ceguera, “¿En qué camino volveremos?” (Malaquías 3:7). Con divino “amor duro,” el Señor expuso sus muchos puntos ciegos. Hizo esto para que se arrepientan y acepten su amor, y lo devuelvan con obediencia de todo corazón.

A menudo nosotros también somos tibios en nuestra fe, aparentando amar y servir a Dios pero realmente amándonos y sirviéndonos a nosotros mismos. Hoy, como en el tiempo de Malaquías, Dios busca personas que lo reverencian manteniendo dos prácticas espirituales: hablarse unos a otros acerca de Él y meditar en Sus maravillosos atributos (Malaquías 3:16). La primera es la comunión con el pueblo de Dios; la segunda es la comunión con Dios mismo. No solo debemos recibir y compartir el amor de Dios, también debemos devolverlo a través de una obediencia sincera y voluntaria (1 Timoteo 1:5; 2 Timoteo 1:5; Romanos 6:17).

Tales adoradores son las “joyas” de Dios. (Malaquías 3:17 – NVI). ¿Somos uno de ellos?