Estudio bíblico: Mateo (Parte veinticuatro)
Estudio bíblico: Mateo (Parte veinticuatro)
Mateo 18:1-22
#BS-MA24
John W. Ritenbaugh
Dado el 19-Mayo-82; 79 minutos
Ir a Mateo (serie de estudios bíblicos)
descripción: (ocultar) Mateo 18 describe la esencia de las relaciones personales dentro de la iglesia. Se enfatizan siete características básicas, que incluyen tener una actitud infantil y humilde, dar un ejemplo adecuado, ejercer la abnegación, el cuidado individual, usar el tacto para corregir a una persona, practicar el compañerismo y extender el perdón. Lo que aspiramos en la vida tiene un efecto profundo en nuestras actitudes y comportamiento. A menos que tengamos objetivos bien marcados, no vamos a tener éxito. Si las metas son materialistas, seremos atrapados en las actitudes de este mundo, inculcando una competencia arrogante, totalmente en contra de alcanzar el Reino de Dios. Si el Reino de Dios no es nuestra meta, no utilizaremos correctamente el conocimiento espiritual. Tenemos que aprender a confiar implícitamente en Dios como un niño confía en sus padres. Crecer espiritualmente equivale a abandonar el hábito de sentirse ofendido. Los que son maduros deben ser capaces de soportar los desaires y ofensas de los espiritualmente inmaduros, siendo prudentes para no inducir a nadie al pecado a través de nuestro ejemplo descuidado. Necesitamos estar dispuestos a ejercer el sacrificio propio o la autodisciplina a fin de dar un ejemplo adecuado para preservar la unidad. Debería ser nuestro objetivo fortalecer a los débiles, ya que tenemos los recursos para hacerlo, dándonos cuenta, por supuesto, de que hay un límite a lo que podemos hacer. Debe evitarse asiduamente una raíz de amargura. Se da un conjunto de instrucciones de sentido común para resolver el conflicto y promover la reconciliación, comenzando con el ofendido yendo al ofensor, y como último recurso poco común llevado al ministerio para juicio o solución. Al orar a Dios por una solución, debemos orar para salir victoriosos en nuestra superación, estando sujetos a su propósito y voluntad, dispuestos a perdonar a los que nos han ofendido, dejando siempre abierta la puerta al arrepentimiento al que ha pecado, perdonándolo 70×7 si es necesario