La inconmensurable gracia de Dios – Estudio bíblico

Hace muchos años, un alcalde de una gran ciudad metropolitana a veces presidía como juez en un tribunal nocturno. En un caso, un hombre fue declarado culpable de robar una barra de pan. Alegó que había cometido el robo para alimentar a su familia hambrienta. “La ley es la ley,” declaró el juez. “Por lo tanto, debo multarlo con $10.” Cuando el hombre confesó con tristeza que no tenía dinero, el juez sacó $10 de su billetera y pagó la multa. También le pidió a cada persona en su tribunal que contribuyera con 50 centavos para ayudar al hombre necesitado.

En el centro del evangelio se encuentra la cruz de Cristo (1 Corintios 2:1-2). Su mensaje es tan claro que incluso un niño puede entenderlo: Jesús tomó mi lugar y murió en mi lugar. Pero esta verdad es tan asombrosa que ni el más sabio de los humanos puede comprender completamente su significado. La Biblia dice: “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). También dice, “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos” (Romanos 5:6).

Mientras observamos la compasión del juez, percibimos al menos un atisbo de la infinita gracia de Dios. Las exigencias de la ley fueron satisfechas. El propio juez pagó la multa. El transgresor de la ley fue puesto en libertad e incluso bendecido con un regalo inmerecido. ¡Qué profunda imagen de nuestro Salvador! (Lc 4,18; cf. Isaías 61,1).

¡Oh, qué admirable misericordia, qué infinito amor!
¡Qué inconmensurable gracia veo!
Por su sangre soy limpio;
soy feliz y libre
¡A través de Su sufrimiento en el Calvario!
¡Oh, la profundidad de tan maravilloso amor,
Que fluye sin límites y lleno y libre!
Y la deuda por todos mis pecados fueron pagados
¡En Su sufrimiento en el Calvario! –TS Teddlie