La mansedumbre no es debilidad – Estudio bíblico
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La mayoría de la gente considera que la mansedumbre es debilidad. En un mundo dominado por dictadores fuertes y despiadados, traficantes de drogas insensibles y líderes corporativos poderosos, nadie quiere ser clasificado como el “debilucho” todos se aprovechan. Pero, ¿es ese el concepto bíblico de la mansedumbre?
Cuando Jesús dijo: “Bienaventurados los mansos” (Mateo 5:5), Él no estaba defendiendo una aceptación de la vida sin carácter o una mentalidad de felpudo. Les estaba diciendo a Sus seguidores que se sometieran a Dios y que estuvieran dispuestos a poner su fuerza bajo Su control.
Ilustremos esta verdad con un ejemplo:
Existe una maravillosa cooperación entre un caballo poderoso y su jinete. Un animal de tremendo tamaño y fuerza, siete u ocho veces el peso de un hombre, se somete al control de su amo. Un caballo puede correr, brincar, girar, hacer cabriolas o permanecer inmóvil a la más mínima orden del jinete.
Amigos, eso es fuerza bajo perfecto control y eso define el concepto bíblico de la mansedumbre cristiana.
Cuando nos ponemos voluntariamente bajo el control de Dios, estamos siguiendo el ejemplo del mismo Jesús mientras vivió en esta tierra. Sometió su poder a la voluntad del Padre (Juan 5:30; Juan 6:38; Hebreos 10:9).
Sí, hay una gran fuerza en la mansedumbre. Es el poder de la palabra de Dios obrando a través de nosotros, cuando voluntariamente nos sometemos a Su voluntad (Romanos 1:16; Mateo 7:21; Filipenses 2:12-13; Hebreos 13:21; 1 Pedro 5:10).