La simplicidad del evangelio: estudio bíblico

Cuando su ejecutivo de publicidad les pidió que describieran una marca de jabón para una campaña publicitaria, los miembros de una agencia de publicidad escribieron:

&# 8220;Los elementos alcalinos y la grasa vegetal en este producto se mezclan de tal manera que aseguran la más alta calidad de saponificación junto con una gravedad específica que lo mantiene sobre el agua, aliviando al bañista de problemas y molestias. de buscarlo en el fondo de la bañera durante su ablución.“

Después de leerlo, el ejecutivo de publicidad tachó toda la descripción anterior y escribió solo dos palabras simples “flota!”

Algunos predicadores son como esos miembros de agencias de publicidad. Tienen la capacidad de tomar los versículos bíblicos más simples y crear los argumentos teológicos más complejos.

¿Sabías que de las 810 697 palabras de la versión King James de la Biblia, solo hay 6000 palabras diferentes? y la longitud promedio de esas palabras es menos de cinco letras?

El nivel promedio de lectura de la Biblia es 6to grado. Hay niveles de lectura más altos y más bajos, dependiendo de la versión que se elija.

La gente podría sorprenderse de cuánto de la Biblia entenderían si simplemente se tomaran el tiempo de leerla

strong> (Efesios 3:1-4; cf. Efesios 5:13-17) Con razón el apóstol Pablo habló de la “sencillez que hay en Cristo” (2 Corintios 11:3 RV).

Tales doctrinas comunes como “transubstanciación” “Premilenialismo,” y “depravación total hereditaria” no se encuentran en la Biblia. Estas falsas enseñanzas son el resultado de una elaborada distorsión de las Escrituras. Sólo cuando los hombres tuercen y pervierten la Biblia, tales doctrinas son posibles (cf. Gálatas 1:6-7). Lo que el mundo religioso necesita es un retorno a la sencillez del Evangelio.

Con respecto a la sencillez del Evangelio, Pablo escribió:

“Y yo, hermanos, cuando vine a vosotros, no fui con excelencia de palabra o de sabiduría, para declararos el testimonio de Dios …. y mi palabra y mi predicación no fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” (1 Corintios 2:1; 1 Corintios 2:4).