Se cuenta la historia de un hombre y su novia que un día entraron a un restaurante de comida rápida y pidieron una bolsa de pollo. Sin que ellos lo supieran, el gerente del restaurante había colocado las ventas en efectivo del día en una bolsa y la había colocado a un lado del mostrador de servicio. La orden completa de pollo se puso en una bolsa y también se colocó en el mostrador. Cuando el empleado alcanzó la orden de la pareja, tomó por error la bolsa de dinero en lugar del pollo. La pareja pagó lo que pensaban que era su pollo y se dirigieron a un parque para hacer un picnic.
Para su sorpresa, cuando abrieron la bolsa, encontraron billetes verdes en lugar de pollo. Se miraron y decidieron que solo había una cosa honesta que hacer: devolver el dinero de inmediato. Cuando llegaron al restaurante, el gerente apenas pudo contenerse. Le dijo con entusiasmo a la pareja: ¡No puedo creerlo! Estoy llamando al periódico local inmediatamente. Vendrán, te tomarán una foto y publicarán tu historia. ¡Tienen que ser las dos personas más honestas de esta ciudad!
El hombre respondió apresuradamente: ¡No, por favor, no llame al periódico! Verá, soy un hombre casado, pero esta mujer no es mi esposa.
Estimado lector, mientras hay muchas personas que esperan la oscuridad de la noche antes de cometer sus malas acciones, hay otras que ya han creado sus propias tinieblas en lo más recóndito de su mente, incluso mientras caminan en la luz.
Tengan la seguridad de que la luz de la Verdad siempre iluminará cualquier situación y la expondrá por lo que realmente es (Efesios 5:12). -13; cf. Juan 3:18-20)
¡Pensemos en ello!