¡No podemos engañar a Dios! – Estudio bíblico
Cuando Pablo dijo: “No os engañéis, Dios no puede ser burlado” (Gálatas 6:7), su punto no era si los hombres pueden o no hablar mal de Dios, ni cuánto pueden desafiar su llamamiento a una vida justa (1 Pedro 1:15). Pero los hombres se engañan cuando creen que escapan a las consecuencias de su comportamiento. Aunque nos gustaría pensar que nuestras obras están ocultas a Sus ojos, ¡no podemos engañar a Dios! Nos engañamos cuando “pensamos” podemos engañar a Dios.
¡Daremos cuenta delante de Dios y recibiremos en el otro mundo conforme a lo que hemos sembrado en este mundo! (2 Corintios 5:10). La negación de Dios puede hacer que una persona se sienta menos culpable por la transgresión, y el rechazo del infierno puede eliminar el terror de ser condenado al castigo eterno por la disipación y la rebelión, pero ninguna acción cambia la realidad de la responsabilidad ante el Señor, la máxima autoridad ( Mateo 28:18; Juan 17:1-2).
Puesto que toda criatura está desnuda y abierta delante de sus ojos (Hebreos 4:12-13), no debemos dejarnos engañar, sino ser lo suficientemente sabios para sembrar espiritualmente para que podamos cosechar cosas eternas y espirituales (Mateo 6:19-21; 1 Timoteo 6:17-19). ¿Qué estamos sembrando? Una cosecha es inevitable, y el tipo de cosecha es invariablemente el mismo que la semilla sembrada (Gálatas 6:8; cf. Job 4:8).