Tener un corazón para los necesitados – Estudio bíblico

Al igual que muchas congregaciones del pueblo del Señor, la congregación de la calle Montana (3101 Montana Ave) donde mi esposa y yo adoramos, son donantes generosos no solo para los necesitados dentro de la congregación, pero también a los que están fuera de sus muros.

Por ejemplo, tenemos artículos de abarrotes específicos que los miembros pueden traer cada semana para los niños en hogares de huérfanos o para las personas sin hogar. Nuestra congregación hispana dona ropa a los miembros necesitados de la iglesia ubicada en nuestra ciudad hermana, Juárez, México.

Las Escrituras atestiguan el hecho de que Jesús personalmente experimentó la difícil situación de los necesitados aquí en la tierra cuando dijo: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Mateo 8:20). Nadie tuvo más compasión por los pobres que nuestro amado Señor.

Santiago también enfatizó la necesidad de que los cristianos se ayuden materialmente unos a otros cuando escribió: “Si un hermano o una hermana están desnudos y sin comida diaria, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos y saciaos,” pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? (Santiago 2:15-16).

No solo debemos ayudar a las personas necesitadas de manera material, sino que también debemos ayudarlos espiritualmente al compartirles el evangelio salvador (Romanos 1:16; Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-16).

No deben encontrarse “sin hogar” cuando nuestro Señor regrese nuevamente para llevarnos a nuestro hogar eterno (Juan 14:1-3). Recordemos que un verdadero corazón para Dios será un corazón para aquellos que están en necesidad, ya sea espiritual o física (Lucas 19:9-10; 1 Juan 3:14-18).

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Más como el Maestro viviría y crecería,
Más de Su amor mostraría a los demás;
Más abnegación, como la Suya en Galilea,
Más como el Maestro que anhelo ser alguna vez. Gabriel