Perdonar a los demás es contrario a la intuición de la naturaleza humana. Rara vez parece tener sentido. La mayoría de las veces ralla nuestras almas como las uñas en una pizarra. El rey Luis XII de Francia habló por todos nosotros cuando dijo: «¡Nada huele tan bien como el cuerpo muerto de tu enemigo!»
Si fuéramos honestos el uno con el otro, admitiríamos fácilmente que disfrutamos reteniendo el perdón porque nos permite tener a nuestros enemigos (e incluso a algunos de nuestros amigos) bajo control. Nos da la oportunidad de manipularlos para que proporcionen las cosas que queremos de ellos. Usamos su ofensa contra nosotros como una cuerda para colgarlos sobre los fuegos de la venganza. Si los perdonáramos por completo, perderíamos nuestra excusa para la autocompasión. Y el perdón los liberaría de su obligación hacia nosotros de «hacer el bien».
Una cosa que he aprendido a lo largo de los años es que las personas generalmente se niegan a perdonar a otros o incluso a considerar orar sobre la posibilidad de hacerlo porque tienen conceptos distorsionados, completamente antibíblicos y poco realistas de lo que implica el perdón. Una vez que he tenido la oportunidad de explicar qué es el perdón, así como de aclarar conceptos erróneos que se han acumulado en su forma de pensar acerca de lo que el perdón requiere y no requiere de ellos, las personas suelen estar mucho más inclinadas a tratar este problema de una manera que puede traer verdadera reconciliación y sanación. Eso no quiere decir que las personas siempre perdonarán fácilmente una vez que tengan una perspectiva bíblica sobre el asunto, ¡pero ciertamente ayuda! Así que veamos diez cosas que todos deberíamos saber sobre lo que significa perdonar a los demás.
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