¿En qué diablos me estoy metiendo? Me había preguntado esto otras veces antes, como cuando me mudé lejos de casa, me puse una mochila con libros de texto de ciencias y comencé una universidad secular.
Al crecer educando en el hogar en una familia cristiana, escuché la historias de las batallas espirituales que pueden ocurrir detrás de las puertas de las aulas universitarias. Había leído las estadísticas de los estudiantes que abandonan la iglesia después de que las andanadas de enseñanzas no bíblicas destruyen su fe. Había visto las películas de niños que iban a la iglesia siendo tragados vivos por profesores. ¿Me esperaría el mismo destino? Durante los años siguientes, gratamente no acabé en la mesa de ningún pedagogo. Pero me enfrenté a un aluvión de mensajes que desafían la fe:
“No hay ni una sola prueba en contra de la evolución”. “Dios no creó a las personas, las personas crearon a Dios”. “Es posible que Jesús ni siquiera haya existido”.
¿Cómo sobrevivió mi fe en ese entorno? La respuesta, para mí, estaba en fortalecer y mantener tres tipos de cimientos que había estado construyendo desde mi adolescencia. Si bien estos cimientos me ayudaron a mantener mi fe, no pude evitar preguntarme cómo otros estudiantes cristianos mantuvieron la suya. Para averiguarlo, me puse otra mochila. ¿Mi misión? Viajar 360° alrededor del mundo en 180 días entrevistando a estudiantes cristianos sobre sus experiencias universitarias. Antes del viaje, volví a preguntarme: ¿En qué diablos me estoy metiendo? Problemas globales, soluciones globales.
Mientras viajaba a través de las culturas, hice cuatro preguntas a estudiantes, pastores, ministros universitarios y capellanes universitarios: ¿Cuáles son los desafíos de ser un estudiante cristiano aquí? ¿Cuáles son las oportunidades? ¿Cuál es su consejo para un estudiante cristiano de primer año? ¿Cómo pueden las iglesias apoyar mejor a los estudiantes? Si bien las respuestas a las dos primeras preguntas variaron según la cultura, las dos últimas preguntas sonaron notablemente similares. En otras palabras, los problemas que enfrentan los cristianos en la universidad se ven diferentes en diferentes culturas, pero las soluciones parecen prácticamente idénticas. ¡Entonces, enfocarse en estas soluciones podría marcar la diferencia para el futuro de la iglesia en todo el mundo! Todos se reducen a construir los mismos tres cimientos que consideré esenciales en la universidad.
Más emocionante aún, la historia y la investigación confirman que estos cimientos no solo se aplican para ayudar a los estudiantes universitarios. Examine los estudios de jóvenes criados en la iglesia y encontrará que los adolescentes que sobresalen en estos fundamentos tienden a exhibir la fe más fuerte como adultos jóvenes. Lea historias de cristianos perseguidos y notará que sobrevivieron fortaleciendo estos cimientos. Mire a los cristianos que cambiaron el mundo como William Wilberforce, una punta de lanza del movimiento abolicionista, y encontrará que también sobresalieron en los mismos fundamentos.
La evidencia está en: Tres fundamentos pueden ayudar a cualquier cristiano a mantener un cosmovisión bíblica sólida en entornos difíciles, y aplicar esa cosmovisión para impactar su entorno. Entonces, ¿cuáles son esos cimientos y cómo pueden los estudiantes mantenerlos a lo largo de la universidad? Echemos un vistazo.