3 Peligros de las iglesias impulsadas por las emociones

¿Por qué tenemos emociones?

Las emociones son una forma increíblemente poderosa de experimentar algo. Nos ayudan a sentir la vida de una manera que nada más puede hacer: la alegría de mirar fijamente a los ojos de nuestros hijos por primera vez en el hospital; el dolor y la gratitud al despedirnos de un ser querido que nos dio tanto; la compasión que mueve nuestros corazones para ayudar a alguien en necesidad; y la ira por la injusticia en el mundo.

Las empresas, los comunicadores y las iglesias se han dado cuenta del poder de la emoción para provocar una reacción en las personas. Pero, ¿hacer que la gente “sienta” algo es bueno o malo? ¿Y qué lugar tienen las emociones en la Iglesia?

No es malo tener emociones en la Iglesia, de hecho tener la emoción correcta, en el momento correcto por la razón correcta, puede ayudarnos a experimentar y conectarse con Dios de maneras poderosas.

Las emociones son algo bueno, pero no deberían ser lo principal. Aquí hay tres peligros con las iglesias impulsadas por las emociones.