4 Preguntas que debe hacer a su iglesia al final del sermón
Esta semana, realicé una investigación en Twitter. Pregunté qué personas preferirían: sermones cortos con oportunidad de discusión, o sermones largos sin ella. Los resultados de mi encuesta fueron rotundamente concluyentes: al 100 por ciento de los encuestados les gustaría tener sermones cortos (o incluso largos) seguidos de la oportunidad de responder y explorar el tema juntos.
Ahora, no estoy voy a fingir que estos son resultados estadísticamente significativos. Este fue un grupo de muestra pequeño y muy sesgado. Pero sigo pensando que esta es una estrategia simple y fácil de implementar que la mayoría de los pastores e iglesias pueden adoptar, con el potencial de equipar y empoderar al pueblo de Dios.
La próxima vez que esté preparando un sermón, piense acerca de reducirlo a los puntos esenciales, y luego dejar que las personas se dividan en grupos de cuatro o más para discutir lo que han aprendido. Podrían responder preguntas como:
¿Qué te llama la atención?
¿Qué aprendiste acerca de Dios? ¿Sobre las personas?
¿Alguna lección de vida para aplicar? ¿Cómo piensa aplicarlos?
¿Cómo podemos orar los unos por los otros?
Las ventajas de este enfoque son enormes. Estás entrenando al pueblo de Dios para tener conversaciones espirituales. Puede darles las herramientas que necesitan para pensar por sí mismos y comunicar su conocimiento a los demás. Está enviando el mensaje de que la iglesia es un laicado igual bajo la autoridad de Cristo, no dividida artificialmente en «profesionales» y «consumidores». Les está dando la oportunidad de responder a la Palabra y el mensaje de Dios, y de enseñarse unos a otros.
Sin embargo, tenga en cuenta que esta sugerencia viene con las siguientes advertencias:
ADVERTENCIA 1: Una vez que las personas se acostumbran a participar y tener voz, no retrocederán. Les resultará difícil sentarse pasivamente durante largos monólogos una vez que se den cuenta de que pueden participar activamente.
ADVERTENCIA 2: A algunas personas no les gustará esto. Piensan que el formato actual de la iglesia es como siempre ha sido. No se dan cuenta de que las reuniones de la iglesia primitiva eran interactivas, de múltiples voces y participativas.
ADVERTENCIA 3: El diálogo es un debate abierto, no un examen sorpresa. Las personas pueden dar cualquier respuesta. Los pastores pueden tener que pasar por un período de “desaprendizaje”—en lugar de tener todas las respuestas, tienen que aprender a callarse y escuchar. Acostúmbrese a una forma de pensar completamente nueva a medida que se aleja del desempeño hacia la facilitación y el empoderamiento.
No confíe en los resultados de mi investigación no muy confiable: realice una encuesta propia. Pregúntele a su congregación si preferirían una conferencia de 40 minutos el próximo domingo o una presentación de 10 a 15 minutos seguida de la oportunidad de explorarla y discutirla juntos. Su ego puede recibir un golpe si le dicen que acorte sus sermones, pero podría ser el comienzo de un nuevo viaje para usted y la comunidad de su iglesia. esto …