4 razones por las que no deberías vivir con miedo

Una noche, cuando estaba en la universidad, prediqué en un pueblo no muy lejos de mi escuela y pasé la noche en la casa de una iglesia. Rara vez duermo bien la primera noche que me quedo en un lugar nuevo y este problema solo se vio agravado por el hecho de que yo era la única persona que se quedaba en esta casa grande y desconocida. A lo largo de la noche escuché un ruido que sonaba como la puerta principal abriéndose y cerrándose. En lugar de levantarme para investigar, pasé toda la noche despierto con un miedo paralizante porque estaba seguro de que ya no era la única persona allí.

Poco sabía que esta noche pasada en un lugar extraño era buena preparación para la edad adulta, ya que mis años como esposo, padre y me han brindado amplias oportunidades para quedarme despierto por la noche debido al miedo, la ansiedad o la frustración. Dudo que esté solo en esto, porque entre problemas financieros, tensiones relacionadas con el trabajo, tensiones relacionales, problemas con nuestros hijos y crisis de salud, nuestras vidas presentan muchas ocasiones para que nos quedemos despiertos con miedo.