Cultivar una actitud de gratitud cambiará tu vida.
Esa es una declaración audaz pero está respaldada por la ciencia, la experiencia y la Palabra de Dios.
Los estudios muestran que dar las gracias realmente cambia nuestro cerebro. Se ha demostrado que practicar la gratitud nos hace más felices, dormimos mejor, nos estresamos menos e incluso nos recuperamos de ciertas enfermedades más rápidamente.
He visto increíbles beneficios de la gratitud en mi propia experiencia. Después de que mi esposo murió y de repente me convertí en viuda y madre soltera, necesitaba desesperadamente ver algo bueno cuando la vida se sentía tan mal.
Empecé intencionalmente agradeciendo a Dios todos los días. Y aunque mis circunstancias no cambiaron, mi corazón sí.
Empecé a ver la mano de Dios a mi alrededor. Vi su amor personal y práctico por mí. Me di cuenta de que incluso en mi profunda pérdida había sido muy bendecida y comencé a valorar las cosas simples y ordinarias de la vida.
Por supuesto, los resultados de los estudios y la experiencia no deberían sorprendernos porque la Biblia está llena de versículos que nos hablan del poder de la gratitud.