Por Juan Sánchez

Charles Spurgeon tuvo que ser uno de los guerreros de oración más confiados que jamás haya existido. Reflexionando sobre la oración, dijo:

¡Oh, que toda empresa cristiana comenzara con la oración, continuara con la oración y coronara con la oración! Entonces nosotros también podríamos esperar verlo coronado con la bendición de Dios. Así que una vez más les recuerdo que el ejemplo de nuestro Salvador nos enseña que, para temporadas de servicio especial, necesitamos no solo oraciones de un carácter breve, por excelentes que sean para ocasiones ordinarias, sino una lucha especial y prolongada con Dios como la de Jacob en el el arroyo de Jaboc, para que cada uno de nosotros pueda decir al Señor, con santa determinación: ‘Contigo pienso quedarme toda la noche, y luchar hasta el amanecer’.

Cuando tal sagrada persistencia en Cuando esta oración se haga común en toda la Iglesia de Cristo, la larga usurpación de Satanás estará llegando a su fin, y podremos decir a nuestro Señor, como lo hicieron los setenta discípulos cuando regresaron a Él con alegría: ‘Aun los demonios están sujetos a nosotros a través de tu nombre.’”

En demasiadas iglesias, la oración es débil. A veces es incluso inexistente en nuestras reuniones públicas. ¿Por qué es esto? ¿Será que nos falta confianza en Dios?

La falta de oración, sin importar la razón, comunica una falta de necesidad de Dios o una falta de confianza en Dios. Necesitamos entender lo que el Señor enseña acerca de la oración. Necesitamos confiar en las promesas que brotan de Su enseñanza sobre la oración.

Permítanme compartir cinco promesas que brotan de la enseñanza de Jesús sobre la oración que fortalecerán su vida de oración, así como la de sus iglesia.

1. Somos Sus hijos (Mateo 7:7-11).

“Pedid, y se os dará. Busca y encontraras. Toca, y la puerta se te abrirá. Porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y al que llama, se le abre la puerta. ¿Quién de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

2. Jesús glorifica al Padre respondiendo las oraciones ofrecidas en Su nombre (Juan 14:13-14).

“Todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre, lo haré.”

3. Dios escucha a sus hijos obedientes (Juan 15:7).

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho.”

1 Juan 3:21-22 también dice: “Queridos amigos, si nuestro corazón no nos reprende, tenemos confianza delante de Dios y recibiremos todo lo que le pidamos porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que es agradable a sus ojos.”

4. Si pedimos conforme a la voluntad de Dios, Él nos oye (1 Juan 5:14).

“Esta es la confianza que tenemos delante de él: si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos escucha.”

5. Si Él nos oye, entonces tenemos lo que pedimos (1 Juan 5:15).

“Y si sabemos que él oye todo lo que le pedimos, sabemos que tenemos lo que le hemos pedido.”

Hay muchas Escrituras que nos dan confianza en la oración, pero estas cinco son especialmente útiles para que las contemplemos. Es asombroso considerar que somos hijos del Dios viviente.

Hemos sido adoptados en la familia de Dios a través de la fe en Su amado Hijo. Ya que el Padre se deleita en Su Hijo unigénito, también se deleita en nosotros.

Y si Él no niega ningún bien a Su Hijo, tampoco nos negará ningún bien a nosotros. Después de todo, Él ya nos ha dado el mayor tesoro: Jesucristo.