Por Mark Dance

El privilegio de conocer a Leonard Ravenhill de adolescente fue nada menos que una soberana sorpresa. Ravenhill fue un evangelista y escritor británico que falleció en 1994. Sus citas sobre la oración y el avivamiento todavía aparecen con frecuencia en los sermones y en las redes sociales. Dios se cruzó en nuestro camino durante los años más impresionables de mi vida.

Aquí hay seis lecciones que aprendí de este maravilloso hombre de Dios.

1. Invierta en los jóvenes.

Tenía apenas 16 años en 1981 cuando conocí a Leonard, que tenía 74. La ocasión fue una reunión de oración que dirigió los viernes por la noche en la casa a las afueras de mi ciudad natal de Tyler, Texas.

Ravenhill sabía tanto sobre mí como yo sobre él, nada. Sin embargo, debido a este valiente evangelista inglés, un grupo de adolescentes peludos estaban orando mientras nuestros compañeros estaban de fiesta.

“Mi principal ambición en la vida es estar en la lista de los más buscados por el diablo”. – Leonard Ravenhill

2. Ore con convicción.

Recién había aceptado el llamado de Dios al ministerio cuando comencé a asistir a esta reunión de oración con algunos amigos. La oración privada y pública todavía me resultaba incómoda en ese momento. Dios usó las oraciones de Leonard para relajarme e iluminarme.

Oró con tanta intensidad que esperaba que la alfombra debajo de sus rodillas se incendiara. El fuego de Ravenhill por la oración pública fue avivado por las muchas horas de oración privada que había invertido entre esas reuniones.

“La Cenicienta de la Iglesia hoy es la reunión de oración”. – Leonard Ravenhill

3. Ore en unidad.

Yo era un niño bautista del sur que al principio se sentía intimidado por estas reuniones de oración a menudo estridentes, pero finalmente me acostumbré a que la gente orara en voz alta y al mismo tiempo.

Una noche, el tiempo de oración se convirtió en un caos ruidoso y Ravenhill lo detuvo. A Ravenhill le tomó varios intentos captar la atención de todos antes de decir con firmeza: “Dios no causa el espíritu de confusión. ¡Hemos venido a orar juntos en unidad!”

Recuerdo que quería chocar los cinco con él, pero tuve la moderación suficiente para retirarme.

“Ser mucho para Dios, debemos estar mucho con Dios.” – Leonard Ravenhill

4. La gran adoración triunfa sobre la gran música.

Realmente disfruté escuchar a Leonard orar y enseñar, pero no era tan bueno cantando. Keith Green a veces dirigía la adoración desde su piano, pero principalmente era Ravenhill quien nos dirigía a cappella, al menos cuando yo estaba presente.

La canción favorita de Ravenhill era “Holy, Santo, Santo”, que dirigió en cada reunión. Me encantaba más cada vez que la cantábamos.

“El entretenimiento es el sustituto del diablo para la alegría”. – Leonard Ravenhill

5. La ira no siempre es un pecado.

La mayoría de los libros y sermones de Ravenhill tienen un tono profético, al igual que las citas que suele ver en las redes sociales. Sospecho que no estaba tan enojado con la cultura como con la Iglesia.

Era un wesleyano con raíces de santidad, que nunca dejó de orar para que la Iglesia experimentara el próximo Gran Despertar.

Hay una ira justa que lleva a más justicia, así como una ira injusta que puede llevar al pecado (Efesios 4:26). Ravenhill era tanto bueno como enojado, lo que en última instancia significaba que le importaban las cosas que a Dios le importaban.

“Uno puede tener pureza instantánea, pero no madurez instantánea”. – Leonard Ravenhill

6. La oración es más captada que enseñada.

Mis viernes con Ravenhill terminaban cuando me iba a la universidad a cinco horas de distancia. Nuestra última visita fue en el hospital de Tyler después de un derrame cerebral que lo dejó temporalmente sin palabras.

Después de orar juntos por última vez, su asentimiento y su sonrisa fueron suficientes diplomas de graduación de lo que considero mi escuela de oración.

“Ningún hombre es más grande que su vida de oración.” – Leonard Ravenhill