1 Corintios 15:1-5:

Ahora quiero recordaros, hermanos, el evangelio que he predicado a vosotros, la cual recibisteis, en la cual estáis firmes, y por la cual sois salvos, si retenéis la palabra que os he predicado, a menos que creáis en vano.

Porque os he entregado en primer lugar lo que también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día conforme a las Escrituras, y que se apareció a Cefas, luego a los doce.

La muerte y resurrección de Jesucristo para salvación de los que en él confían es noticia vieja. Es muy viejo, muy buenas noticias. Entonces, ¿cuál es nuestro objetivo al escuchar una y otra vez lo que hemos escuchado antes?

La esperanza de escuchar las viejas y buenas noticias es que perpetuamente abriría nuevos caminos en nuestras vidas. Nuestros corazones son como una jungla. Hay un desierto indómito y una oscuridad que aún no ha sido traída, por así decirlo, bajo el gobierno de Aquel que se ha apoderado de todo.

Necesitamos escuchar el evangelio una y otra vez para que el Las buenas nuevas de Jesucristo llegarían a estos territorios desconocidos de nuestras vidas y enarbolarían la bandera de su dominio. Así es como estamos «siendo salvos». Esto es lo que significa ser vencido por el evangelio.