Acabo de leer Números 7 en mi recorrido anual por la Biblia. Leo cada palabra. Es uno de los capítulos más largos y repetitivos de la Biblia.

Desde el versículo 12 hasta el versículo 83, Moisés describe las ofrendas que cada una de las doce tribus de Israel trajo al tabernáculo cuando se dedicó por primera vez al Señor.

Pero esto es lo sorprendente. Hay 93 palabras en la descripción de lo que cada tribu trajo como ofrenda. Y las 93 palabras se repiten palabra por palabra para cada una de las 12 tribus. Doce veces dice exactamente lo mismo. ¡Doce veces! ¡Exactamente la misma descripción de 93 palabras para la ofrenda de cada tribu!

¿Por qué?

Gordon Wenham responde: «Parece probable que un propósito teológico subyace a su palabrería».

El propósito que dice es «enfatizar lo más fuertemente posible que cada tribu tenía un interés igual en la adoración de Dios, y que cada uno estaba completamente comprometido con el apoyo del tabernáculo y su sacerdocio». ; (Números, p. 93)

Sí. Pero dejemos que el método del énfasis penetre. Moisés podría haber usado las palabras de Wenham y ahorrado tiempo, espacio y tedio. Podría haber dicho: «Cada tribu tiene la misma participación en la adoración y todos deben estar completamente comprometidos con el tabernáculo». Son 18 palabras. Pero usó 12 x 93 = 1116 palabras.

Aquí hay algunas lecciones:

• Hay momentos en los que miras a los ojos de todos los niños y dices lo mismo importante. No le dices algo precioso a uno y luego pasas por alto a los demás: «Eso se aplica a todos ustedes».
• Estas tribus no son iguales. Algunos son más grandes. Algunos tienen legados sórdidos. Pero todos escucharon cada palabra del plan de Dios para su acercamiento a Dios. Todo el mundo. Cada palabra. Idéntico.
• La eficiencia no siempre es el valor más alto. Las repeticiones lentas y largas son a veces la mejor manera de tener un impacto.
• La paciencia en la lectura de la palabra de Dios puede ser una prueba del frenesí de nuestro ritmo y nuestra actitud exigente hacia la Biblia para que sea el como queremos, no como Dios lo hizo.