Una palabra para “aborto” no se encuentra en la Biblia; sin embargo, Dios considera vivo a un bebé o feto por nacer. Éxodo 21:22, 23 ilustra el valor que Dios le da a un bebé nonato. “Si la gente está peleando y golpea a una mujer embarazada y ella da a luz prematuramente pero no hay lesiones graves, el delincuente debe ser multado con lo que el marido de la mujer exija y el tribunal permita. Pero si hay herida grave, se tomará vida por vida”. Parafraseando: si alguien hace que un bebé nazca prematuramente y el bebé está bien, el infractor será castigado. Sin embargo, si el bebé muere, entonces la justicia exige vida por vida. Así podemos entender que Dios considera a los no nacidos como vivos.

Además, hay otros versículos en la Biblia donde Dios declara que Él está dirigiendo providencialmente el desarrollo de un feto. Cuando Rebeca, la esposa de Isaac, quedó embarazada, Dios reconoció a los mellizos por nacer como dos naciones. Génesis 25:23, “Y le dijo Jehová: Dos naciones hay en tu vientre” 

Cuando el ángel le profetizó a la madre de Sansón que quedaría encinta, el ángel le advirtió la mujer que no beba bebidas alcohólicas ni coma animales inmundos. ¿Por qué? Porque Sansón se dedicó a ser nazareo mientras estaba en su vientre. Jueces 13:4,5: “Mirad ahora que no bebáis vino ni ninguna otra bebida fermentada, y que no comáis nada impuro. Quedarás encinta y tendrás un hijo cuya cabeza nunca será tocada con navaja porque el niño será nazareo, dedicado a Dios desde el vientre.” 

La vida es una bendición de Dios. El engendramiento y el nacimiento de los hijos se consideran una recompensa de Dios. Salmo 127:3, “He aquí, herencia de Jehová son los hijos, cosa de estima el fruto del vientre.” Una recompensa es algo que debe ser muy valorado. ¿Debe la gente destruir los regalos de Dios?