Hoy, hace quinientos años, nació como Jean Cauvin en Noyon, Francia, a unas 70 millas al norte de París. Su padre era Gerard, hijo de tonelero y barquero. Gerard era abogado, y fue su práctica legal lo que lo llevó a la esfera cotidiana de la iglesia.

El joven Jean se benefició inmensamente a través de las conexiones eclesiásticas de su padre. Pudo ser educado en privado con los hijos de la rica familia De Montmor y finalmente obtuvo el apoyo de la iglesia para sus estudios posteriores.

Gerard originalmente planeó una carrera para su hijo en la iglesia. Pero cuando más tarde las cosas se agriaron con las diócesis, redirigiría a su hijo hacia la ley.

Cuando Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg el 31 de octubre de 1517 y, sin saberlo, lanzó en serio la Reforma, el joven Calvino tenía apenas 8 años. Probablemente escuchó muy poco, si es que algo, sobre el rebelde monje alemán hasta que se fue a la universidad en París a los 14 años. Allí escucharía más.