Hace un par de años, Fundamental Baptist Fellowship aprobó la siguiente resolución, «Sobre el ministerio de John Piper». Lo menciono aquí solo para poder aprovechar la ocasión para decir algo bueno sobre los fundamentalistas.

Si bien reconoce mucho de lo que es encomiable en el ministerio de John Piper, incluido su énfasis en una vida apasionadamente centrada en Dios y su identidad como teólogo conservador, el FBFI tiene algunas preocupaciones genuinas sobre su doctrina y práctica. John Piper enseña en su ministerio local que los dones de señales milagrosas continúan. Piper tampoco se separó de la Conferencia General Bautista, que deliberadamente optó por tolerar la herejía conocida como teísmo abierto entre sus miembros. También respalda con entusiasmo a Daniel Fuller, quien ha defendido el ataque a la infalibilidad de las Escrituras en nuestra generación. La gran popularidad de los escritos de Piper, especialmente entre los fundamentalistas más jóvenes, requiere que el FBFI advierta a sus miembros sobre la posición no separatista de Piper y, para aquellos que lean sus obras, que lo hagan con cuidadoso discernimiento.

Me declaro culpable de dos tercios de esto, casi. Sí, creo que los dones milagrosos continúan. Sí, no he tratado de sacar a la iglesia de la Conferencia General Bautista. Mi amor por Daniel Fuller no se avergüenza. Le debo más de lo que puedo describir. Tenemos algunos desacuerdos. Por lo tanto, no sería útil hablar en términos de un «respaldo» incondicional. Amo la Biblia con todo mi corazón y afirmo su infalibilidad. El Dr. Fuller querría que dijera que él también.

Lo que quiero decir sobre el fundamentalismo es que su gran regalo para la iglesia es precisamente la columna vertebral para resistir el compromiso y hacer que defender la verdad y el principio sea un medio de amor en lugar de una alternativa a él. Me ayuda el llamado a la separación bíblica, porque casi ningún evangélico ni siquiera piensa en la doctrina.

Así que doy gracias a Dios por el fundamentalismo, y creo que algunas de las quejas sobre sus efectos nocivos también tendrían que estar dirigidas contra la franqueza en blanco y negro de Jesús.