Muy a menudo pensamos en Dios como poco entusiasta o incluso pesimista. La verdad es exactamente lo contrario: le encanta ser Dios, se complace mucho en todo lo que hace y se entusiasma por servir a su pueblo y trabajar por su bienestar. Por ejemplo, Dios dice en Jeremías 32:41: "Me gozaré haciéndoles bien." Jesús dijo en Juan 15:11: «Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros». Y Pablo escribe en 1 Timoteo 1:11 del «glorioso evangelio del bendito Dios». Bendito significa feliz. Entonces Pablo está diciendo: «el glorioso evangelio del feliz Dios».

Dios es infinitamente feliz porque es infinitamente glorioso. Y la buena noticia es que nos invita a entrar en su felicidad. Esto es lo que Piper escribe en Los placeres de Dios (p. 26): «Son buenas noticias que Dios es gloriosamente feliz». Nadie querría pasar la eternidad con un Dios infeliz. Si Dios no está contento, entonces la meta del evangelio no es una meta feliz, y eso significa que no sería evangelio en absoluto. Pero, de hecho, Jesús nos invita a pasar la eternidad con un Dios feliz cuando dice: ‘Entra en el gozo de tu maestro' (Mateo 25:23). Jesús vivió y murió para que su gozo, el gozo de Dios, esté en nosotros y nuestro gozo sea completo (Juan 15:11; 17:13). Por tanto, el evangelio es ‘el evangelio de la gloria del Dios feliz".