“Desorientación espacial” es algo que le sucede a un piloto de avión cuando su avión entra en oscuras nubes de tormenta y ya no puede ver el horizonte ni el suelo. Los puntos de referencia que guían sus sentidos desaparecen y ya no puede estar seguro de qué camino es arriba o abajo. Sus percepciones no son fiables.

La única forma en que un piloto puede superar la desorientación espacial es confiar plenamente en los instrumentos de su cabina para saber qué es real. Es por eso que los instructores de entrenamiento de vuelo fuerzan a los estudiantes pilotos a aprender a volar aviones solo con instrumentos.

En un día de primavera en mayo de 1997, volé hacia una tormenta espiritual. Nunca he conocido un momento más oscuro.

Durante los meses previos a ese día, me había vuelto cada vez más consciente de que, a pesar de todas las enseñanzas maravillosas que había recibido y las cosas notables que había visto hacer a Dios, no estaba seguro que podría decir honestamente que para mí morir y estar con Cristo sería “mucho mejor” (Filipenses 1:23) que quedarme con mi esposa y mi hijo. Estaba dedicando mi vida a ayudar a otros a hacer de Jesús su tesoro. ¿Pero estaba atesorando más otras cosas? Yo no quería. Así que había estado clamando a Dios para que hiciera lo que fuera necesario para ayudarme a ver realmente que «vivir es Cristo y morir es ganancia». (Filipenses 1:21).

No estaba preparado para la respuesta de Dios.

Ese día entré en una tormenta inesperada de dudas como nunca antes había experimentado. . Dios de repente se eclipsó en mi vista espiritual y por mi vida no pude verlo en ninguna parte. Las dudas sobre su existencia me asaltaron como un relámpago. Todo se oscureció en mi alma. Vientos arremolinados de miedo soplaron con una fuerza asombrosa. La turbulencia de la desesperanza fue violenta.

Cuando experimenté mi propia «desorientación espacial» espiritual, el pensamiento me golpeó, “Vuela por los instrumentos, Jon. No confíes en tus percepciones. Pon tu fe en el panel de instrumentos de la Palabra de Dios. Siempre ha sido confiable en el pasado.”

Así que decidí seguir la dirección de la Biblia hasta que tuve suficiente evidencia para establecer que era un instrumento defectuoso. También abrí mi corazón a amigos y mentores de confianza y pedí consejo. Recuerdo a John Piper diciéndome: «Jon, la roca de la verdad bajo tus pies no se sentirá como arena por mucho tiempo». Fue muy difícil de creer cuando lo dijo, pero tenía razón.

Continué con las disciplinas espirituales de lectura devocional de la Biblia, oración, asistencia a la iglesia y grupos pequeños. Me habían enseñado que abandonar estos instrumentos de gracia resultaría en una mayor desorientación. Doy gracias a Dios por ese entrenamiento.

Después de meses de oscuridad, la luz atravesó las nubes cuando el Espíritu Santo iluminó Hebreos 12:3-11 para mí. Vi que la disciplina de la tormenta era de un Padre amoroso que estaba respondiendo mis oraciones. Me mostró la inutilidad de la existencia sin él. No había alegría en nada sin él; no en el matrimonio, la paternidad o el ministerio. Él es la Alegría en todas mis alegrías. La vida realmente es Cristo, por eso la muerte es ganancia.

Mi tormenta no cesó inmediatamente ese día, pero perdió su poder y se disipó en los meses siguientes. La Palabra de Dios demostró ser un instrumento confiable.

Jesús realmente entiende cómo es la oscuridad tormentosa. Sus tormentas, desde Getsemaní hasta el Gólgota, fueron infinitamente peores que cualquier cosa que podamos conocer. Y entró en ellos voluntariamente por nosotros, para que fuéramos rescatados de todas nuestras tormentas, especialmente de la tormenta final de la ira de Dios contra el pecado. Por eso vino. ¡Qué motivo tan fantástico para celebrar y festejar la Navidad!

Hay algunas cosas útiles que podemos aprender de cómo Jesús luchó contra la desesperación. En el mensaje de John Piper, «Combatiendo la incredulidad del desaliento», ofrece algunos consejos muy prácticos de Jesús’ ejemplo.  Algunos otros grandes recursos sobre este tema serían “Job: Five Sermons on Suffering” “Rut: la dulce y amarga providencia” y los mensajes biográficos sobre Charles Spurgeon, William Cowper y David Brainerd. Todo esto lo puede escuchar gratis en línea.

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En Navidad Jesús vino “para dar luz a los que moran en tinieblas” (Lucas 1:79). Si usted o un ser querido está volando en medio de una tormenta y desesperado, recuerde que sus propias percepciones, por muy reales que se sientan, no son confiables. Como alguien que los ha probado en varias tormentas, puedo decir con confianza: volar por los instrumentos. No resultarán defectuosos.

“Porque por fe andamos (volamos), no por vista” (2 Corintios 5:7),

Jon Bloom
Director Ejecutivo