Dios realmente no nos necesita, ya que Él es autosuficiente, completo, todopoderoso y perfecto. La perfección completa podría compararse con un círculo, sin principio ni fin. Por tanto, un ser perfecto como Dios no necesita de nada ni de nadie.

Por otro lado, los seres humanos somos creación de Dios y Él nos creó a su imagen. Manifestamos algunas de las cualidades de Dios cuando estamos en nuestro mejor momento: amor, alegría, compasión, justicia, sabiduría, etc. Los humanos deseamos tener hijos, porque fuimos creados a imagen de Dios (Génesis 1:27).  Anhelamos bendecir a los niños con nuestro amor y nuestras vidas.  Dios también; nos amó aun cuando éramos pecadores.

Dios es el creador absoluto y disfruta usando su amor, sabiduría, justicia y poder en el proceso de creación. Apocalipsis 4:11, “Digno eres, oh Señor, de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” El Amor como cualidad genera Amor, y ¿qué mejor manera de difundir el Amor que creando hijos con quienes compartir este amor?

Nuestra caída en desgracia entristeció a nuestro Padre Celestial. Él manifestó Su amor por nosotros al dar a Su Hijo unigénito para salvarnos y redimirnos.

¿No prueba esto amor? Imagine a un padre humano sacrificando voluntariamente o teniendo que elegir entre dos hijos para salvar a uno de ellos. ¿Qué padre humano podría hacer eso? Esto no es posible para nosotros – esto sería una gran ruptura del corazón. Sin embargo, Dios en Su inmenso amor hizo exactamente esto por nosotros cuando envió a Su Hijo, Jesús. Necesitamos a Dios, y necesitamos Su amor como una flor necesita del sol para crecer.

Dios es nuestro Arquitecto; Él creó nuestros corazones para poder amar, el sentimiento más hermoso por el cual todo dolor es digno de ser soportado.

“El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor .” 1 Juan 4:8