"No améis al mundo ni nada en el mundo.   Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.  Porque todo lo que hay en el mundo –los deseos del hombre pecador, la lujuria de sus ojos y la jactancia de lo que tiene y hace–viene del Padre, sino del mundo.  El mundo y sus deseos pasan, pero el hombre que hace la voluntad de Dios vive para siempre……Porque todo el que es nacido de Dios vence al mundo.  Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.  ¿Quién es el que vence al mundo?  Sólo el que cree que Jesús es el hijo de Dios.”  1 Juan 2:15, 5:4, 5   NVI

Estos versículos enseñan que aunque vivamos en el mundo, no debemos amar al mundo, sus cosas, la condición mundana, etc.

"Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios, presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo, agradable a Dios, vuestro racional servicio divino, y no os configuréis para este siglo, sino transforméis por la renovación de vuestra mente a fin de que estéis probando cuál es la cosa querida por Dios–el bien, el agradable y el perfecto"  Romanos 12:1. 2 Rotherham

Aquí, el apóstol Pablo nos insta a dedicar nuestras vidas a Dios. Lo hacemos estudiando, orando, meditando, desarrollando los frutos del espíritu y obedeciendo la voluntad de Dios en nuestras vidas. Nos enfocamos en Él y no en las actividades mundanas.

"Porque la sabiduría de este mundo es locura absurdo y estupidez para Dios"  1 Corintios 3:19  Amplificado