Transcripción de audio

¿Por qué pecas? Si quieres saber cuáles son las dinámicas que matan el pecado y crean el amor, debes preguntarte, ¿Por qué peco? Y te diré por qué pecas: porque el pecado te hace promesas, y les crees.

El pecado hace promesas a tus hijos, a tus clientes. El pecado les promete: “Lo que tengo para ofrecer es mejor, más satisfactorio, más placentero, más esperanzador que Cristo”. Hebreos 11:25 llama a esto “los placeres pasajeros del pecado”. El pecado promete ser mejor, más largo, más profundo, más dulce, más satisfactorio. Y en la medida en que somos engañados por esas promesas, pecamos. Nadie peca por deber, ¿no? Nadie se levanta por la mañana y dice: “Tengo una obligación: tengo que pecar algo hoy”.

“La única forma en que se puede romper el poder del pecado es por la presencia y la promesa de un placer superior. ”

No, nadie peca por deber. Pecamos por la búsqueda del placer. Y la única razón por la que optamos por una acción pecaminosa es porque el diablo y nuestra propia naturaleza nos ha prometido que la acción producirá placer, satisfacción, fama. Cualquiera que sea tu ídolo, la promesa es que tendrá éxito.

La única forma en que se puede romper el poder del pecado es mediante la presencia y la promesa de un placer superior. Sí, sé que hay un camino de la fuerza de voluntad hacia la santidad, pero en la medida en que tiene éxito, falla, porque con cada pecado que conquistas con la fuerza de voluntad, siete demonios de la justicia propia entran y toman su lugar. La conquista del pecado por la fuerza de voluntad no es una conquista del pecado; es una exaltación del yo.

Hay una manera de conquistar las promesas de los placeres del pecado y es con el poder de un placer superior. Su nombre es Jesús, y la forma en que se experimenta se llama fe salvadora. Eso es la fe. Es recibir a Jesús como un tesoro que todo lo satisface. Y la razón por la que hemos tenido tantas dificultades para descubrir cómo estar bien con Dios y cómo matar el pecado y hacer amor es que estas no son actividades diferentes. De hecho, el hedonismo cristiano muestra a través de su lente que la fe salvadora es de tal naturaleza que para estar tan satisfecha en Jesús, es el poder que hace que el pecado pierda su fuerza apremiante.

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