Transcripción de audio

El objetivo principal y final de la predicación, es decir, que la gente vea, saboree y muestre las glorias de Cristo y todo lo que Dios es para nosotros en él, es un objetivo que no puede ser realizado por cualquier persona natural. No puede suceder en un predicador o un oyente que es lo que Pablo llama una “persona natural”. No puede suceder.

“La predicación cristiana es un milagro en el predicador que pretende ser un milagro en la gente”.

Así que no estoy preguntando, ¿Cuáles son las cosas naturales que un predicador puede hacer para aumentar el conocimiento natural y el sentimiento natural? La predicación no es una subespecie de la retórica natural. No es un medio de usar el lenguaje para persuadir a la mente natural para que actúe de manera diferente. La retórica, la oratoria natural, puede mover la mente natural de maneras sorprendentes. Movimientos enteros del mundo pueden ser llevados por la retórica natural. Piensa en Winston Churchill, piensa en John Kennedy. Pueden suceder cosas asombrosas a través del habla natural, la retórica natural y la habilidad retórica.

Este efecto natural en la mente no es un gusto por la belleza espiritual. No es una muestra de la belleza y la gloria y el valor de Dios. La oratoria natural no imparte el milagro de ver y saborear y mostrar la gloria de Cristo. Por lo tanto, la predicación cristiana no tiene interés en la retórica meramente natural. La predicación tiene como objetivo lograr una visión espiritual de las glorias de Dios en Cristo. Su objetivo es despertar y mantener un gusto espiritual de que Dios es supremamente hermoso y satisfactorio.

Los éxitos retóricos que se quedan cortos son fatales, especialmente en el ministerio, en la iglesia. Lo que hace que la predicación sea única es que es un milagro que pretende ser el agente de milagros en la gente. El principal milagro que pretende experimentar en el predicador, y realizar en la gente, es el milagro de la vista espiritual —comprensión, captación de la verdad— y saboreo espiritual —aprecio, deleite, atesoramiento— y manifestación espiritual —una iglesia, radicalmente transformada y una luz para el mundo.

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