Transcripción de audio

Esto es lo más cercano al corazón del fundamento de lo que estoy diciendo: que Dios es más glorificado en ti cuando estás más satisfecho en él. O para decirlo de otra manera, glorificas lo que disfrutas. Glorificas lo que disfrutas.

Si realmente amas algo y te deleitas en ello y hablas de ello porque te da tanto placer, le das mucha importancia, lo exaltas. Cuando Dios es nuestro placer más profundo, lo mostramos como nuestro mayor tesoro. Por eso la búsqueda del gozo no es opcional: porque la búsqueda de la gloria de Dios no es opcional. La lucha por el gozo no es periférica porque la búsqueda de Dios por su gloria no es periférica.

“Cuando Dios es nuestro placer más profundo, lo mostramos como nuestro mayor tesoro”.

En el corazón del universo está Dios haciendo todo para su gloria. Entonces, cerca del corazón del cristianismo, está usted haciendo todo por gozo en Dios, porque aquello en lo que se regocija se magnifica. No se trata solo de las cosas que decides. Se trata de las cosas que amas, quieres, anhelas, disfrutas que magnificas.

Dios te hizo para magnificarlo y, por lo tanto, no puede ser opcional, periférico o no esencial que digas: “Realmente no importa que me deleite en Dios. He decidido por Dios”, o “Estoy comprometido con Dios”, o cualquier tipo de resolución de fuerza de voluntad que quieras hacer mientras tu corazón está enamorado de la pornografía, el dinero, la familia o la comida. Como si fuera solo este nivel de “Decidí. Recé una oración. Tengo un compromiso y estoy hirviendo con la mundanalidad”.

Eso no funcionará. Él no obtiene gloria de eso. La comida obtiene gloria de eso. La pornografía obtiene gloria de eso. La familia obtiene la gloria de eso. Todo lo que atesoras con tus emociones obtiene la gloria de la intensidad de esas emociones.

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