Si estás en Cristo, tienes motivos para la esperanza: esto es lo que significa el cristianismo. Puede que no seas un comunicador destacado, o un apologista brillante, o que no tengas una respuesta para todas las preguntas teológicas o históricas relacionadas con el cristianismo. Pero Dios, en su misericordia, puso esperanza en tu corazón haciéndote nacer de nuevo (1 Pedro 1:3), y por lo tanto, todo verdadero creyente tiene verdaderas razones para tener esperanza.

Tu esperanza no descansa en tu capacidad de comunicarlo a quienes te lo piden “en razón de la esperanza que hay en ti” (1 Pedro 3:15). Entonces, con una buena conciencia (1 Pedro 3:16), nuestro llamado no es para obligar a creer, sino para compartir nuestras gloriosas razones de esperanza con aquellos que aún no las conocen.

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