Las oraciones son para Dios, no para el hombre. Necesitamos acercarnos a Él con un corazón sincero poniendo todos los pensamientos que distraen de nuestras mentes. Enfócate en Dios, no en el hombre. No debemos comparar nuestras oraciones con las de los demás.

Proverbios 29:25  “El temor del hombre trae lazo; Mas el que en Jehová confía será salvo.”

Salmos 118:6  “El SEÑOR está de mi parte; No temeré: ¿qué puede hacerme el hombre?»

Ya sea que esté orando frente a creyentes o no creyentes, como en un restaurante, orando en un estudio bíblico o con la familia, debes orar apropiadamente para la ocasión. Jesús tuvo tiempo para la oración personal (Mateo 14:23). Otras veces tenía oraciones cortas cuando agradecía al Señor por la comida. (Mateo 14:19)  Si estamos nerviosos frente a los demás, podemos comenzar con pequeños pasos orando en una reunión más pequeña o con la familia o un buen amigo cristiano.  Asegúrese de tener siempre tiempo para oraciones privadas.

Se necesita coraje para vivir la vida cristiana. Imagínate a ti mismo triunfando. No podemos hacerlo con nuestras propias fuerzas, sino que debemos familiarizarnos con sus promesas. “El Señor dará fuerza a su pueblo; el señor bendecirá a su pueblo con paz.” Salmos 29:11 “Esfuérzate y él fortalecerá tu corazón todos los que esperáis en el Señor”  Salmos 31:24