La predicación debe perturbar

En una época en la que mucha predicación se considera superficial, vale la pena escuchar las palabras de Paul Scherer:

“Es necesario antes que nada&# 8230; dejar de encubrir la ofensa del evangelio en un esfuerzo por hacer el bien a la gente. Nada les puede hacer bien sin perturbarlos, y nada los perturbará de manera duradera a menos que los perturbe profundamente. Por lo tanto, tiene menos valor de lo que comúnmente se supone semana tras semana simplemente para abordar esas necesidades que yacen en la superficie de la vida humana, necesidades de las que todos son conscientes: cómo evitar sentirse solo; lo que se necesita para ser valiente; la manera de soportar la desilusión; el secreto del éxito.

“Jesús dijo sorprendentemente poco sobre nada de eso. En cambio, se dirigió a sí mismo a esas necesidades, tan a menudo inconscientes, que se encuentran en la raíz de la sensación de desconcierto, alienación y ansiedad del hombre. Siempre se metía más y más adentro; y es probable que eso nunca sea indoloro… No hay sustitutos prefabricados para el perturbador evangelio de un Dios redentor.” (de La palabra enviada por Dios por Paul Scherer)