¿Puede Dios hacerte responsable por las acciones de otra persona?

En estos días, la responsabilidad corporativa a menudo se menciona en el contexto del racismo. Por ejemplo, si y donde los blancos se benefician financiera y/o socialmente del legado de instituciones ahora desaparecidas (esclavitud de bienes muebles, leyes de Jim Crow, etc.), hay quienes dicen que estos beneficios implican una transferencia intrínseca de culpa. Por lo tanto, los blancos son intrínsecamente y colectivamente culpables de los pecados de la esclavitud, la segregación y el racismo.

Rechazar tales visiones distorsionadas de la justicia es bueno y correcto. Sin embargo, ese retroceso puede hacer que el péndulo oscile demasiado en la dirección opuesta, hasta el punto en que neguemos cualquier sentido de responsabilidad corporativa, ya sea dentro de nuestra nación o de la iglesia. Esta negación representa otra visión distorsionada de la justicia, ayudada por el énfasis excesivo de nuestra cultura en el individualismo.

Para trabajar contra tal desequilibrio, examinemos tres ejemplos bíblicos de responsabilidad corporativa.