Cuando seguir a Dios es difícil, persevera

Me paré a un lado de la cancha, los pies descalzos ardiendo en la arena, el sudor goteando por mi rostro y mis pulmones gritando. “¿Por qué diablos hago esto?”, me pregunté por lo menos por cuarta vez. Todos los veranos en la universidad, algunos amigos y yo nos inscribíamos en un torneo de fútbol en la arena. Me encanta el fútbol, pero jugar en la arena es mucho más difícil que en el césped y, a menudo, no era muy divertido. Pero todavía me encantaba y aún así me inscribí, principalmente por todo lo relacionado con él.

Pasar tiempo con mi equipo antes, ver a los profesionales jugar entre nuestros partidos y tener un fin de semana lleno de fútbol, buenos amigos. y la playa valió la pena el dolor de los juegos reales.

Hay muchas imágenes de deportes en la Biblia, y creo que es porque los autores entendieron que, como los deportes, vivir una vida para Cristo no es siempre divertido. Ciertamente hay partes divertidas y el resultado final es el premio más increíble imaginable. Pero a menudo también es difícil y requiere dedicación.

“¿No sabéis que en una carrera todos los corredores corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corre de tal manera que obtengas el premio. Todos los que compiten en los juegos pasan por un entrenamiento estricto. Ellos lo hacen para obtener una corona que no dure, pero nosotros lo hacemos para obtener una corona que dure para siempre” (1 Corintios 9:24-25).