La iglesia en la era del COVID-19 es complicada. Se ha prohibido reunirse durante esta pandemia en algunos lugares; y en otros casos, las grandes reuniones han sido demasiado arriesgadas. Entonces, ¿cómo continuamos creciendo en nuestra fe cuando nuestra visión tradicional de la iglesia ha sido sacudida por el momento?
Podemos elegir ver esto como una oportunidad para crecer en una nueva camino en lugar de un revés a nuestra capacidad de ser las manos y los pies de Jesús. Un día podremos volver a reunirnos sin restricciones porque esto también pasará. Mientras tanto, ¿cómo podemos ser creativos para seguir creciendo en nuestros caminos de fe y cultivar la comunidad?
Los grupos pequeños ofrecen espacios más seguros, pequeños y flexibles para conectarnos con otros creyentes. Este es un momento en el que estos grupos más pequeños pueden confiar unos en otros de una nueva manera para ser la «iglesia» de los demás cuando no es posible conectarse a los recursos más grandes de su comunidad de fe.
Al comienzo de la pandemia, la mayoría de nosotros vimos esta temporada como una interrupción a corto plazo de nuestra normalidad. Tal vez hicimos una pausa de los grupos pequeños porque esperábamos volver a la normalidad en cuestión de semanas. Ahora, como estamos viendo que la línea de tiempo se extiende hasta el otoño, donde las reuniones normales deberán abordarse con precaución, es hora de pensar en cómo podemos revitalizar nuestros grupos para que podamos permanecer conectados durante la tormenta que es 2020.
Aquí hay algunas ideas sobre cómo reinventar su grupo pequeño para capear la tormenta de COVID-19: