Como la narración bíblica no contiene la información como al modus operandi por el cual los Apóstoles reconocieron a los Patriarcas, nos vemos obligados a confiar en nuestros propios recursos, y aceptar lo que nos atraiga como la solución más razonable del asunto, sin llegar a una conclusión demasiado positiva. Hay dos formas por las cuales sería razonable suponer que los Apóstoles se dieron cuenta de la identidad de los dos que aparecieron con el Señor. En el relato dice: «Se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él». Durante esta conversación sería lo más natural del mundo que el Señor se dirigiera a ellos por sus nombres. Por otra parte, cuando bajaban de la montaña con el Señor, es posible que Él les haya informado sobre la identidad de los dos que vieron en la «visión». En realidad, no vieron a Moisés y Elías, sino simplemente una «visión», como dijo el Salvador cuando dijo: «No digáis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». (`Mat. 27:9`.)