¿Puedes explicar las palabras de nuestro Señor a Nicodemo–“El que no naciere de agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios?” `Juan 3:5`.
La nación judía era una nación consagrada, un pueblo del pacto. Todos fueron bautizados en Moisés en el mar y en la nube cuando salieron de Egipto. Dios los aceptó en Moisés, el mediador de su pacto en el Monte Sinaí pero, en el momento en que Jesús hablaba, habían olvidado su pacto, algunos vivían abiertamente como publicanos y pecadores, y muchos otros eran hipócritas farisaicos. El ministerio de Juan, por lo tanto, fue el arrepentimiento y el bautismo para la remisión de los pecados, un regreso a Dios y un reconocimiento del arrepentimiento y la reforma del corazón y de la vida. Nicodemo era judío, y ningún judío podía convertirse en seguidor del Señor Jesús y entrar en el reino, hasta que antes que nada hubiera experimentado esta reforma y hubiera sido bautizado, «nacido de agua», además de esto debe haber el engendramiento del espíritu, y luego en la resurrección, el nacimiento a la naturaleza espiritual "nacido del espíritu". Solo aquellos que experimentan esta reforma completa de corazón y mente, y que son "cambiados" en la resurrección, entrarán para siempre en el reino de Dios.