La fe puede ser cultivada como cualquier otra cualidad mental, y aumenta en proporción al conocimiento y la confianza en ella. conocimiento. Para tener fe en Dios debemos aprender Su carácter, planes y propósitos. Esto lo adquirimos por un estudio de Su palabra y confiando en las promesas y verdades allí declaradas. Las falsas doctrinas han hecho que el carácter de Dios parezca horrible. «El temor (pavor) de él es enseñado por los preceptos de los hombres». Un verdadero conocimiento de su carácter y plan aumenta grandemente nuestra fe y amor por él. La fe se define bíblicamente como «la comprensión de las cosas que se esperan lejos, la prueba de las cosas que no se ven». El hombre espera la vida eterna en la felicidad. Una base para esa esperanza se encuentra en la palabra de Dios. Un escéptico puede convertirse en un creyente más ferviente y tenaz al recibir la evidencia adecuada. "La vida es don de Dios por medio de Jesucristo". (`Rom. 6:23`.) Su palabra es la única evidencia que señala claramente la forma de obtener ese don. Para aumentar nuestra fe debemos, por lo tanto, estudiar la palabra de Dios con humildad y oración, con el deseo de conocer y hacer Su voluntad, y confiar en Su palabra. El que conoce la letra de Su palabra y no confía en ella tiene poca fe. Otro conoce la palabra y confía en ella y da como resultado una fe fuerte. Esto se ilustra con el siguiente incidente; Un hombre que dudaba de la fuerza del hielo para soportar su peso cruzó el río a gatas, y justo cuando llegaba a la orilla opuesta fue alcanzado por un hombre que confiaba en la fuerza del hielo y que conducía alegremente un yunta de caballos enganchados a un trineo cargado de arrabio.