La evidencia bíblica de que este es un período de 7.000 años es clara. «Dios descansó (de su obra de creación) en el séptimo día». Cuando se escribió el ‘Salmo 95’, Dios todavía estaba descansando; ni se había producido ningún cambio cuando se escribió la Epístola a los `Hebreos, porque allí (cap. 4`.) se ofrece a la Iglesia la oferta de compartir el descanso de Dios. Incluso cuando se establece el Reino de los Cielos, el descanso de Dios continúa, porque la obra del Reino está encomendada en las manos del Hijo. Al final de ese reinado de 1.000 años (`Ap. 20`), el Hijo entregará el Reino al Padre, «para que Dios sea todo en todos». Dado que hay alrededor de 6000 años desde la creación hasta la segunda venida de Cristo, y 1000 años de la presencia de Cristo, se deduce que el día de descanso de Dios dura unos 7000 años. Durante Su largo «día» Dios no ha estado del todo ocioso, sino que ha hecho tales obras en el día de reposo que en Su sabiduría se han considerado obras de necesidad. La obra de restaurar a la raza humana de su degradación durante la última parte de ese día también será obra sabática. Como el buey o el asno, ha caído en un pozo, y Dios ha hecho provisión para su restauración. El cuarto mandamiento no dice que Dios trabajó seis días de veinticuatro horas y luego descansó los otros veinticuatro. El sábado judío y su sistema de sábados son tipos del mayor sábado, el celestial.