Toda la historia de la era cristiana ha sido una de derramamiento de sangre, guerras y conflictos. Y estos en su mayor parte han sido provocados por diferencias de opiniones religiosas. En el «capítulo 24 de Mateo», nuestro Señor expuso una maravillosa profecía relacionada con las condiciones que se desarrollarían en el mundo hasta el momento en que Él regresaría para establecer Su propio Reino o gobierno en la tierra. Habría guerras y rumores de guerra, terremotos, hambrunas, pestilencias; y luego, al final de la Era, «un tiempo de angustia cual no fue desde que hubo gente». Él predijo que Sus seguidores sufrirían violencia; que serían perseguidos y tergiversados; y que aun en sus propias casas habría divisiones. Las palabras del Maestro se están cumpliendo notablemente. Son tan ciertas hoy como en cualquier momento del pasado. El Señor nunca enseñó que se establecerían condiciones de paz y prosperidad en la tierra antes de Su segunda venida; pero justo al contrario. El objeto de Su venida otra vez es demoler por completo el presente mal de las cosas, y luego inaugurar el Gobierno del Creador que traerá paz, gozo y felicidad universales a todas las familias de la tierra. Entonces Cristo el Señor será el «Príncipe de la Paz»; y entonces, y no antes, se realizará el canto del ángel- -"Paz en la tierra; buena voluntad hacia los hombres.”