¿Qué piensa Jesús…
Escondida en el libro de Apocalipsis hay un mensaje bastante poderoso. Está dirigido a los cristianos de la iglesia de una ciudad llamada Laodicea. Laodicea era una ciudad notable… una ciudad «modelo» de hecho… ya que era el centro de finanzas, manufactura, medicina y moda.
Curiosamente, la ciudad de Laodicea también tenía la distinción de tener el suministro de agua más sucio y fétido de Asia Menor. No solo eso, sino que el agua estaba tibia, ni caliente ni fría.
Y al igual que el agua tibia que corría por los acueductos de la ciudad, Laodicea también estaba llena de cristianos que no tenían mucho entusiasmo en su compromiso con Dios. Estaban más impresionados con ellos mismos, su reputación y sus cuentas bancarias que con el Dios a quien profesaban servir.
Esto es lo que Cristo les dijo:
“Conozco tus obras, que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Así que, porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de escupirte de mi boca”. Apocalipsis 3:15-16
Jesús comparó a los cristianos de Laodicea con su propia agua potable. En esencia, Él dijo: «Tú, en tu indiferencia hacia mí, me estás enfermando. Tu apatía me está provocando náuseas. ¡Tu compromiso a medias me hace sentir como si acabara de beber un vaso de tu agua!»</p
Mientras leía este pasaje tuve un pensamiento sorprendente: ¡Qué advertencia es esta para ti y para mí!
Jesús les mostró a los cristianos en Laodicea sus puntos ciegos espirituales tal como Él quiere mostrarlos nosotros nuestras áreas espirituales de ceguera.
Hoy Jesús te pregunta: «¿Eres realista acerca de tu condición espiritual? ¿Eres engreído o satisfecho de dónde estás espiritualmente? ¿Estás descansando en tu reputación mundana? ¿Pones tu confianza en las posesiones materiales?»
Amado, la verdad es que cada uno de nosotros, incluido este pastor, tiene puntos ciegos. La pregunta es cómo lidiamos con nuestros puntos ciegos cuando Jesús nos alerta sobre ellos.
Una persona piadosa está agradecida y luego examina su vida ante el Señor. Una persona impía se enoja. Y un tercer grupo de personas no hace nada en absoluto. No reaccionan de una forma u otra. Son tibios hacia Dios.
Si esta actitud apática te describe hoy, oro para que aceptes la convicción de tu corazón y respondas a ella. Entonces espero que conviertas tu tibieza en una vida que se arriesgue por Dios sin miedo al fracaso… ¡una vida de verdadera aventura para Él!