Por Derwin L. Gray

Mientras bebía café y trabajando en mi libro, Cómo sanar nuestra división racial, un señor blanco mayor en la cafetería me preguntó qué estaba haciendo.

Cuando le dije que estaba escribiendo un libro sobre cómo curar la división racial, respondió que no había división racial en Estados Unidos y que no veía el color de las personas. Le dije: “Hermano, ¿por qué no? Dios me hizo así, y te hizo a ti como eres. Él quiere que aprecies mi hermoso color, tal como él quiere que yo aprecie tu hermoso color.”

Llevamos nuestros colores y etnias con nosotros en el cielo nuevo y la tierra nueva (Apocalipsis 7:9). — @DerwinLGray Haga clic para twittear

Al reconocer nuestros diferentes «colores» y culturas, estamos reconociendo nuestra igualdad en Cristo como hijos de Abraham. Llevamos nuestros colores y etnias con nosotros en el cielo nuevo y la tierra nueva (Apocalipsis 7:9).

Los defectos del daltonismo

La ideología daltónica prevalece en la iglesia estadounidense, y aquellos que dicen: “No veo el color” a menudo se consideran virtuosos. Entiendo el sentimiento detrás de la declaración, pero es defectuosa y dañina. Tiene fallas porque Dios creó nuestras diferentes etnias y colores (Hechos 17:26). Cada ser humano lleva la imagen de Dios, y cada etnia es un espejo que refleja la imagen de Dios en el mundo. Estar ciego a la belleza de nuestros diversos colores y culturas es perder un aspecto del genio creativo de Dios. He descubierto que hermanos y hermanas blancos que dicen que no ven el color son a menudo aquellos cuyo color no ha sido una desventaja histórica para ellos ni para sus antepasados.

Ser ciego a la belleza de nuestros diversos colores y culturas es perder un aspecto del genio creativo de Dios. — @DerwinLGray Haga clic para tuitear

La ideología daltónica también crea una falsa sensación de que todo está bien. La ideología daltónica actúa como una ayuda espiritual para dormir que hace que algunos de mis hermanos blancos en Cristo ignoren ciertas injusticias que no experimentarán. Se necesita una gran humildad evangélica para preocuparse por los problemas que pueden no afectar a las personas que se parecen a usted. Pablo, un reconciliador racial del primer siglo, escribió: “No hagan nada por ambición egoísta o vanidad, sino que con humildad consideren a los demás como más importantes que ustedes mismos. Cada uno no mire por sus propios intereses, sino por los intereses de los demás” (Filipenses 2:3-4, CSB).

La ideología daltónica es mala teología. Disminuye la gloria de Dios y hace que las personas de color se sientan invisibles y sin valor. En todos mis años en la tierra, y en más de veinte años de ministerio, nunca escuché a una persona blanca decirle a otra persona blanca: “No veo tu color. Soy daltónico. Así como la ideología daltónica ha distraído a la iglesia de su misión de reconciliación bíblica, el discipulado bendecido por el color nos ayudará a cumplir nuestra misión de reconciliación (2 Corintios 5:14-20). Dios, en un acto de gracia inigualable, nos reconcilió consigo mismo para que pudiéramos experimentar la alegría de la fraternidad. Nuestro Dios es un Dios de reconciliación (Efesios 2:14-16; Colosenses 1:19-20).

¿Qué es el discipulado bendecido con colores?

El discipulado bendecido con colores es el proceso por el cual Dios el Espíritu Santo forma a Cristo en la familia que le prometió a Abraham (Gálatas 3: 8, 28-29; 4:19). En el poder del Espíritu, a medida que nos rendimos a sus amorosas iniciativas, aprendemos a amar, valorar, defender y celebrar las diferencias étnicas y culturales de los demás (Romanos 12:9-21). Aprendemos a dar nuestras vidas unos por otros (1 Juan 3:16).

La reconciliación de Jesús es vertical y horizontal. No puedes tener uno sin el otro. No es una moda o una tendencia; más bien, está en el centro del evangelio (Efesios 2:8-16; 3:6-13). — @DerwinLGray Clic para tuitear

Los discípulos bendecidos por el color entienden que la reconciliación étnica es intrínseca al evangelio de Jesucristo. Atrás quedaron los días de creer que Jesús solo logró la reconciliación vertical. La reconciliación de Jesús es vertical y horizontal. No puedes tener uno sin el otro. No es una moda o una tendencia; más bien, está en el centro del evangelio (Efesios 2:8-16; 3:6-13).

El discipulado bendecido por el color entiende que Dios en Cristo nos da buenas noticias, para que podamos ser buenos miembros de la familia, bendiciéndose unos a otros y buscando la justicia en nombre de los demás. Nuestro amor mutuo prueba que somos discípulos de Jesús (1 Juan 3:10; Juan 13:34-35).

Hará falta una revolución del discipulado para sanar la división racial que está asolando la iglesia. Se necesitarán discípulos empapados del evangelio y bendecidos por el color. Creo que puedes ser una persona así. Has sido llamado, elegido y empoderado por el Espíritu Santo para un momento como este.

Adaptado de un extracto del próximo libro del Dr. Gray, “Cómo sanar la división racial: lo que dice la Biblia y los primeros cristianos sabían sobre la reconciliación racial.”