En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la han vencido.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:1-4, 14 NVI).
Conocer la historia canónica detrás de la Santa Biblia nos ayuda a defender la Fe, y como el Señor abre los corazones, apoya el avance del Reino de Dios. La fe cristiana no es, en primer lugar, un sentimiento, un deber religioso o una filosofía de vida. El cristianismo se trata de Cristo, quien se revela como la Palabra eterna en la carne y se revela en la Palabra sobrenatural escrita para nuestra salvación. Es en este sentido que uno se acerca al Canon de la Escritura. El Canon de la Escritura es una doctrina de origen divino. La Biblia es tan milagrosa como la creación de los cielos y la tierra, la cabeza de un hacha de hierro flotando sobre el agua, el muerto Lázaro caminando en su sábana sepulcral, el nacimiento virginal o la resurrección de nuestro Dios. y Salvador, Jesucristo. Así es como debemos abordar este tema crítico.
Aquí hay cuatro verdades que podemos saber sobre la canonización de la Biblia para ayudarnos a confiar en la Biblia, defender la Fe y desatar su realidad en nuestros días.