La preocupación y yo hemos desarrollado una gran amistad a lo largo de los años. En 2019, me diagnosticaron Trastorno de Ansiedad Generalizada, una condición que había sentido desde la secundaria (cuando se desarrolló), pero que nunca pude nombrar.
Desde entonces, escucho con más frecuencia que las personas mi edad y menores sufren de ansiedad. Hay una avalancha de pensamientos preocupantes, miedos, que bombardean las mentes de los jóvenes aparentemente sin fin.
Para empeorar las cosas, la generación anterior no puede relacionarse con la afluencia de ansiedad. No entienden la idea de FOMO en relación con las redes sociales, o cómo los jóvenes luchan para comunicarse en persona en una era dependiente de la tecnología.
Lo que cada uno de nosotros tenemos en común es que todos hemos sentido nuestra cuota de preocupación. Ya sea que luchemos por completo con el sentimiento o tengamos un manejo decente del problema, la Biblia nos otorga a todos excelentes consejos para enfrentar un problema que siempre ha existido dentro de la humanidad.
Hoy puedes patear el hábito de la preocupación con estas 5 poderosas escrituras.