Biblia

4 maneras en que la oración nos humilla

4 maneras en que la oración nos humilla

A la mayoría de nosotros no nos gusta humillarnos. Al menos a mí no me gusta. Y la oración es un acto de humildad. La oración es un acto de debilidad. Cuando oramos, admitimos ante Dios que necesitamos ayuda desesperadamente. Que somos débiles y necesitados y que no tenemos el control de todas las cosas. Que no somos autosuficientes.

Pero Dios se siente atraído por este acto de humildad. Así que en 1 Pedro 5:6–7 nos dice:

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte cuando fuere tiempo, echando toda vuestras preocupaciones sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Nos humillamos “bajo la mano poderosa de Dios.” En otras palabras, la oración reconoce que Dios es soberano y controla todas las cosas. Nos inclinamos ante su soberanía. Reconocemos que Dios gobierna pero su mano poderosa y no podemos controlar nada en nosotros mismos.

La oración espera el “momento adecuado” para que Dios nos levante. Esperar en Dios es humillante para nosotros y, nuevamente, reconocemos que no podemos cambiar nada y debemos esperar a que Dios lo haga. Debemos esperar pacientemente a que Aquel que conoce el final desde el principio, el infinitamente sabio, que conoce el momento absolutamente perfecto, venga cabalgando a rescatarnos o suplir nuestra necesidad. Él conoce el momento perfecto para responder a nuestras oraciones. Nuestra aflicción no durará ni un segundo más de lo que él determina.

Dios nos dice que echemos todas nuestras preocupaciones sobre él. ¿Por qué debemos contarle a Dios nuestras preocupaciones cuando ya los conoce? Porque pedir es un acto de humildad, y como Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes (1 Pedro 5:5), la oración nos pone en condiciones de recibir la gracia. Dios anhela tanto derramar su gracia sobre nosotros, ¡nos dice la mejor manera de recibirla!

Dios nos dice que echemos nuestras ansiedades sobre él “porque él tiene cuidado de vosotros. ” Cuando oramos, es importante recordar que Dios, el creador de las galaxias, el sustentador del cielo y la tierra, está profundamente preocupado por nosotros, individualmente. Solía pensar que Dios estaba tan ocupado dirigiendo el universo que no tenía tiempo para mis necesidades “pequeñas”. Pero descubrí que Dios ama y se preocupa profundamente por sus hijos individualmente. Él nos conoce por nuestro nombre. Él conoce cada cabello en nuestras cabezas. Así que ora porque Dios se preocupa por ti y por tus ansiedades y necesidades. Si él da de comer a los gorriones del campo y a los cuervos que gritan, ¿cuánto más oirá los gritos de sus preciosos hijos comprados con sangre?

No seas orgulloso. No trates de aguantar y vivir la vida por tu cuenta. Humildese bajo la mano del Todopoderoso que es tierno, compasivo y generoso, y espera para derramar gracia. Echad sobre él vuestras preocupaciones, y él os levantará a su debido tiempo.