¿Puedo amar a Jesús pero no a la Iglesia?

No se necesita mucho tiempo de reflexión para ver que el estándar de Dios para Su iglesia es infinitamente más alto que la capacidad de la iglesia para alcanzarlo. Como una novia borracha y rota, la iglesia tiene momentos de hermosa santidad prístina pero otros momentos de lamentable hipocresía. Pero, ¿sus muchas imperfecciones justifican que los cristianos la pasen por alto y simplemente amen a Jesús? En un video publicado recientemente por Gospel Coalition, el pastor Thabiti Anyabwile tiene una fuerte advertencia para aquellos que usan el lenguaje de amar a Jesús pero quieren abandonar la iglesia.

Debe reconocerse que es posible amar Jesús y ser profundamente heridos por las personas dentro de nuestras congregaciones. Cuando ocurre ese tipo de daño, se requiere un cierto nivel de cuidado pastoral y consejo para la esperanza de reconciliación relacional y, si es necesario, restitución. El problema que aborda este video es la noción popular de personas que optan por una forma de vida de iglesia que es muy solitaria, reuniéndose en la privacidad de su propio hogar o escuchando sermones en línea.

Anyabwile cree que tal actitud es evidencia de que Dios no conoce a una persona. Nuestro amor mutuo, según Juan 13:34-35, es la máxima muestra de discipulado hacia todas las personas. No podemos rechazar la marca de ser un discípulo mientras afirmamos ser un discípulo. Esto no es idealismo teológico. Amar a los demás es duro, real y difícil, pero eso es parte de la práctica de seguir a Jesús. Esto es lo que quiso decir el apóstol Pablo cuando escribió que lo único que cuenta es la fe que se expresa a través del amor (Gálatas 5:6). Si no amamos al pueblo de Dios, entonces tenemos motivos para sospechar que nuestra relación con Dios no es genuina.